Cesar Martínez Silva
México
“De los MEDIOS de comunicación masiva a los ENTEROS de comunicación sin IVA” o “Las perversas Relaciones entre Corcolito del tío Gamboín y el Big Brother de George Orwell; ó fue Corcolito, ¿el Small Brother…?”
Por César Martínez Silva
Corcolito o el primer medio de control mediático en la infancia.
El gran cineasta italiano Federico Fellini comentó alguna vez: “La televisión es el espejo en donde se refleja la derrota de todo nuestro sistema cultural”. Es así, la T.V. es un espejo, y en ese espejo nos miramos todos reflejados. Sin embargo también apuntó: “Condenar la televisión sería tan ridículo como excomulgar la electricidad o la teoría de la gravedad”. Sobre el aprovechamiento del medio hay mucho que decir. La televisión no es culpable de nada, salvo el hecho de cómo es utilizada y el cómo es consumida.
La cultura local es también un reflejo visualizado en ella. Por lo regular cada sociedad refleja en ella una forma de realidad. Muchas ciudades tienen su propio canal local y también sus propios canales porno. A la vez de sus propios exhibicionismos, noticieros, “Realitys Shows” locales e internacionales. Una forma de tolerar el aburrimiento o bien una manera de hacer del aburrimiento un espectáculo. Y con ello lo que conlleva eso.
Un grave problema sería el de cómo la T.V. trivializa ciertas situaciones, o como convierte en basura aspectos de gran valor junto a la posible dependencia que ella genera. A pesar de su tiempo de transmisión en vivo, y por tanto su realidad real, los hechos mismos ahí vertidos pueden tener cierto carácter y cierto matiz que influyan en nuestra manera misma de “consumir la realidad” o de “cómo estar en ella”.
Se transforma en una hipnosis cerebral cuando la televisión se convierte en la base de la opinión pública, haciendo de esto una gran esquizofrenia social. Un peligro inmediato. La distancia entre la realidad y la ficción son somatizadas. La ficción puede ser confundida con la manera en que ésta es transmitida. La realidad se vuelve espectáculo, inclusive.
También es una manera de hacer público ciertos secretos. Lo privado publicado transgrede un orden, ciertas formas a la vez son denunciables y la T.V. puede ser para ello el mejor medio. Es el control del desorden, pero también es el desorden del control. “Te ve o no te ve”.
How ever, el gran Groucho Marx comentaba que “encontraba a la televisión muy educativa, cada vez que alguien la encendía, se retiraba a otra habitación a leer un libro”. Sobre este “marxismo histórico” hay una gran recomendación de “marxismo cómico” para persuadirnos de como consumir de otra manera lo que ahí se transmite.
Cuando niños, -en el caso particular de la generación que aquí exponemos en esta muestra y por el hecho de ser mexicanos-, había un personaje ficticio llamado CORCOLITO. Era un vigilante que solía posarse sobre los hombros casposos de un conductor de televisión llamado Tío Gamboín. Corcolito era un televigilante. Chale. Este mismo denunciaba públicamente delitos infantiles que podían llevar a la vergüenza o a la humillación pública. Así mismo, este cinismo de personaje aplaudía a todos aquellos que llevaban un comportamiento regular. Y vuelvo a escribir “regular”, entre comillas. ¡Fanfarrias para los chamacones que estaban alienados!.
Los niños no teníamos la culpa de ser niños. Otra vez el Tío GamBOLÍN. Y con ello mismo el hecho de no tomarse la sopa suscitaría la burla de nuestros amiguitos o compañeritos en la escuela o de quienes veían el programa que se transmitía entre caricatura y caricatura. Quizás el hecho real era que nuestra madre no era buena cocinera, -y que en mi caso si lo era y lo es- o bien que la sopa se había enfriado mientras espiamos a la vecina. La fortuna fue que nunca fuimos denunciados por el riesgo a salirnos un pelo en la mano. Eso era llegar muy lejos. La denuncia era otro tipo de masturbación, aquí había una masturbación social. GamBOLÍN era un intermediario entre la voluntad de nuestros padres y el control de los medios.
“Aún hay más” solía decir unos de los conductores predilectos de la televisión privada en la década de los 80’s y parte de los 90’s. Raúl Velasco era el Don Francisco de ahora. Pero yo nunca lo veía, y la vez que lo ví ese “más” se ausentaba conforme el programa se transmitía. ¿más que?, ¿más basura?, ¿mas-turbación o chaqueta mental?.
En otros casos, artistas como Andy Warhol, consideraron que “la televisión era una inspira- ción”. Él mismo defendió esta postura con su obra, y con ello fundamentó una tesis que convirtió en filosofía de vida, estableciendo un estilo artístico influyente que permitió ver otro lado del consumismo.
Cada uno de nosotros debe de ser conciente de cómo consumir o construir su bienestar. En sus “Bitácoras del cruce” el performero MexTerminator Guillermo Gómez Peña apunta: …“TV or not TV”…
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